Sólo se han superado los 8,2 millones de afiliadas en el último trimestre de 2016. Su contribución al sistema es innegable y el gráfico de afiliación de la última década muestra cómo la crisis económica ha reducido la distancia entre hombres y mujeres en términos de afiliación. En 2007, las mujeres representaban el 41,39% del sistema, cinco puntos porcentuales menos que ahora.

A pesar de los avances conseguidos, la diferencia entre géneros en el mercado laboral sigue siendo pronunciada, con su consecuente traslación al sistema de pensiones. Bases de cotización inferiores y vidas laborales interrumpidas por un desigual reparto de los cuidados de la familia tienen como consecuencia pensiones menos cuantiosas en la vejez.

La base de cotización media de una mujer que trabaja a tiempo completo es de 1.894,7 euros al mes y la de un hombre, 2.032,5, como se desprende del Informe que se presentó ante el Pacto de Toledo sobre el complemento de maternidad en las pensiones. ¿Por qué ocurre esto? Según el mismo documento, las mujeres trabajan más a tiempo parcial, están más representadas en actividades económicas donde los salarios son menores y en grupos de cotización que requieren menos cualificación. Baste decir que el 73,2% de los contratos a tiempos parcial recae sobre mujeres y que el salario de las mujeres es un 23,9% inferior al de los hombres de media.

La garantía de pensión mínima que se ha otorgado a los trabajadores a tiempo parcial (la inmensa mayoría mujeres) en condiciones de igualdad con los demás trabajadores mejoró la situación, pero el trabajo a tiempo parcial sigue teniendo un impacto lógico en las prestaciones, ya que su cuantía deriva del importe de las cotizaciones.

A estos factores, se suma que las mujeres alcanzan la jubilación con menos años cotizados, debido en gran medida a la interrupción de sus vidas laborales por el cuidado de la familia. Las carreras de cotización de las mujeres ascienden a 30,61 años y las de los hombres, a 39,52 (datos de junio de 2015). Y eso que, ellas, de media, se jubilan a los 64,6 años y ellos a los 63,8.

“La brecha de género en las nuevas pensiones de jubilación es aún de un 22,29%”, en palabras de la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez. La buena noticia es que, gracias a las medidas puestas en marcha, esa brecha está menguando. El complemento de maternidad a la pensión de las mujeres trabajadoras ha supuesto, por sí mismo, una reducción del 11,3% en esa brecha.

Este complemento suma un 5% a la pensión de las mujeres trabajadoras con dos hijos, un 10% a las que tuvieron tres y un 15% a las que tuvieron cuatro o más hijos. Más de 183.000 mujeres se han beneficiado de esta medida desde que entró en vigor en enero de 2016.

En todo caso, a día de hoy, la pensión media percibida por una mujer es de 710,03 euros mensuales, y la de un hombre, de 1.132,43 euros. Si nos centramos en las pensiones de jubilación, en 2016, un nuevo pensionista hombre cobró de media 1.458,34 euros/mes, mientras que su homóloga mujer cobró 1.130,13 euros.

Por otro lado, no hay que dejar de considerar que el 93% de perceptores de pensiones de viudedad son mujeres, mientras que representan el 37,3% de las pensiones de jubilación. Es decir, en muchos casos entran en el sistema como beneficiarias de otro titular, y no por haber generado derechos propios como cotizante.