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El Esperanza del Mar es noticia

22/05/2018

Desde dentro

Esperanza del Mar

El buque hospital Esperanza del Mar es el protagonista del mes de la revista MONOCLE, una publicación británica caracterizada por sus reportajes de profundidad. «El Esperanza del mar es el buque hospital no militar más grande del mundo», explica la publicación, que no ahorra detalles en la descripción de tan singular embarcación y su tarea, así como de la vida a bordo de sus 32 tripulantes.

Tanto el Esperanza del Mar como el Juan de la Cosa, el otro buque hospital del ISM, están situados en zonas de gran concentración de flota española y prestan asistencia sanitaria “in situ” a cualquier barco que lo solicite y se encuentre dentro de su área de cobertura. Se facilita tanto la consulta por radio como ambulatoria e incluso la hospitalización a bordo de los pacientes cuando es así prescrita. Si la gravedad del caso lo requiere, también realizan la evacuación a tierra del enfermo en el medio más adecuado y rápido posible.

Como explica en la revista MONOCLE el doctor José Luis Cristóbal, «el trabajo del Esperanza del Mar no es sólo salvar vidas (aunque sea, sin duda, importantísimo), es también ahorrar tiempo y dinero a la industria pesquera. Si un miembro de una tripulación enferma  y el capitán tiene que llevarlo a puerto, se pierden días de ingresos potenciales y los salarios hay que seguir pagándolos».

De esta forma, se encuentran con todo tipo de patologías que atienden ‘in situ’, a menudo gracias a la ayuda de video conferencias que los ponen en contacto con los especialistas oportunos: problemas cardíacos, desórdenes psicológicos (el alcoholismo tiene una incidencia alta en este sector pesquero, por ejemplo), cortes, etc. Otras veces son el «taxi», bromean, que lleva al paciente al hospital.

La revista se hace eco del trabajo del buque, pero también de las condiciones en las que su tripulación lo desarrolla. El trabajo en equipo, buena comida («esto es un barco español», recuerda el reportaje, «el punto de referencia de la comida de calidad es muy alto»), música ambiente y yoga a media tarde son algunas de las rutinas que procuran la convivencia y la «moral alta» de la tripulación en las duras condiciones que implica, entre otras cosas, estar lejos de la familia durante meses.

A estar embarcado, se suma, por supuesto, el eventual estrés con el que pueden encontrarse. «Aquí la situación puede cambiar de repente, cuenta capitán Carlos García Rodríguez, y antes de darte cuenta estás inundado de llamadas y peticiones de información. Entonces, lo mejor que puedes hacer es colgar el teléfono, dejar de responder y ponerte manos a la obra».

Puede acceder al reportaje completo pinchando aquí.

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